Cuando era chiquito mi mamá me decía que antes de pasar la calle siempre mirara para los dos lados, eso es lo siempre hice, en especial cuando me mandaba a la tienda de don Chucho y tocaba atravesar la calle principal del barrio, me paraba en el andén, volteaba mi cabeza de izquierda a derecha, agarraba bien duro las monedas y corría hasta el otro anden, donde ya me sentía seguro.
Fui creciendo y llenándome de confianza, sin embargo en mi interior resonaba aquel consejo de mamá que me llevaba a tomar esa precaución; pero con el tiempo empecé a observar que mucha gente no hacía lo mismo que yo, se cruzan las calles sin mirar, pasan entre los carros y quedan en la mitad de la calle; entonces llegué a pensar que lo que pasaba era que me daba miedo pasar las calles y entonces me contagié del comportamiento de los demás. empecé a hacer todo lo que en algún momento me llegó a molestar que otros hicieran.
El domingo 14 de mayo del 2006 luego de celebrar el día de la madre junto a la mía y a mi abuela, me fui para la casa de Felipe, mi gran amigo y aunque mamá me recomendó cuidado en la calle, me la atravesé sin precaución, entonces fue cuando justo enfrente de la tienda de Chucho me levantó un carro y hasta ahí me acuerdo. Algunos vecinos me cuentan que en ese momento todo se llenó de pánico y gritos desesperados, hasta que llegó mi amigo Felipe paró un taxi, me montó y me llevó a la Clínica de los Remedios.
Cuando me desperté sentí que no podía mover las piernas, sin embargo el médico me dijo que pronto volvería a caminar; hoy estoy todavía en recuperación y yendo a las terapias. Precisamente cuando iba ayer en la mañana a donde el médico vi a un grupo de muchachos de chalecos verdes, uno de ellos se acercó a mí y me contó que es un promotor de Cultura Ciudadana, me alegré mucho por el trabajo que realizan de prevención y el buen uso de las vías ahora que el MIO ya está en funcionamiento, porque es que todavía se ve mucha gente que se atraviesa por las calles, no quiero que lo que me paso a mí le pase a otra persona; yo siempre uso la cebra y además espero que el semáforo cambie. Se lo juro por mi mamacita que no volveré a arriesgar mi vida, por eso desde hoy, seré un Multiplicador de Cultura Ciudadana e invito a todos los que leen esta historia, a que no esperen a que les pase algo, prevengamos los accidentes. Porque Cali se mueve al Ritmo de un Nuevo Latir.
Yo recuerdo lo que mi mamá me decía… ummm…
¿Tú recuerdas los consejos de tus padres?...
¡Pilas, es hora de poner en práctica!
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